Mamá, papá estoy celoso de mi hermano.
Celos entre hermanos
Erase una vez una familia feliz, llena de amor y felicidad, el papá, la mamá y los dos hermanitos (como las familias antiguas) el perrito, y la pecera con los peces naranjas que misteriosamente unos meses crecen y otros decrecen.
Un comienzo clásico para una historia en la que seguro que alguien podrá adelantar que viene ahora ¿Qué está pasando en el seno de esta familia ideal?
Es evidente que si has leído el titular de este post, la cosa va a ser sencilla de adivinar, pero igualmente seguiremos con el cuento…
Resulta que mientras toda la familia vivía feliz y contenta, los hermanitos compartían su día a día con otro personaje, no siempre estaban solos y ejercían su papel más agradable, resulta que ellos no siempre compartían sus cosas, resulta que los hermanitos estaban invadidos por el Sr. Celos, y parece ser que estaba aquí para quedarse.
Si hay algo que define a la persona humana del resto de especies que habitan el planeta, es su capacidad de relacionarse en la manera que lo hace.
Somos seres que nos agrupamos en comunidades, compartimos equipos y vivimos en familia.
Cada cual se posiciona en un lugar y ocupamos y defendemos ese lugar evitando que nadie lo invada. Si seguimos con la familia, vemos que también ocupamos un lugar en ella determinado por la función que en ella ejercemos. El papa hace de papa, la mama de mama, y el niño o la niña de hijo del papa y la mama y centro de atención.
¿Qué pasa cuando hay un hermanito de por medio? ¿Qué hacemos entonces con esa posición principesca que ocupamos?
Los hermanos compiten, discuten y se revelan el uno contra el otro y contra el mundo. Estas situaciones son naturales y esas rivalidades son las que les ayudan a desarrollar un carácter y una personalidad concreta o dicho de otra manera aprenden a desenvolverse en sociedad.
Pero como todo proceso requiere de un periodo de adaptación y a esta edad y en este caso, este periodo se llama celos.
Los celos son algo innato que surge en este contexto como respuesta a un objeto extraño (en este caso otro hermano) en un espacio en el que hasta el momento no había nada.
La personita se tiene que acomodar y amoldar a esta nueva situación entendiendo que en ningún momento va a ser reemplazada, sino acompañada por otro igual que de ahora en adelante le ayudará a convertirse en adulto.
Pero esta responsabilidad no cae toda en los hermanos, el los niños y niñas que se esfuerzan por encajar en su papel y defienden su posición porque es lo que le hemos estado inculcando siempre. Llegados a este punto, los papas y las mamas también tenemos una función muy importante en la carrera contra los celos.
Nuestra tarea es la de estar atentos, y no únicamente a que no se caigan y se hagan daño, estar atentos a que está pasando en su interior y de qué manera lo estamos gestionando.
¿Qué hijo se siente más resentido o dejado de lado? ¿Que podría estar alimentando ese resentimiento? ¿Qué situaciones parecen intensificar la rivalidad?
Seguramente si hacemos una lista con todas estas posibles causas, la lista sea más larga de lo que imaginamos
Pongámonos por un momento en los zapatos de nuestros hijos que se sienten celosos.
¿Qué tal te sentirías en esta situación? ¿De qué manera actuarias? ¿Crees que tu comportamiento sería muy diferente al de tu hijo?
Evidentemente de una manera adulta, podemos llegar a pensar como un niño de la edad de nuestros hijos ¿Qué estamos dispuestos a hacer para cambiar la relación con cada uno de mis hijos para hacerlos sentir especiales de la misma manera?
Cuánto ayudaría hablarle a los hijos de forma individual, buscando un momento especial para cada uno, saber lo que les gusta más y menos acerca de cada hermano…saber que los une…Preguntémosles si tienen alguna sugerencia que pueda mejorar su relación, interesémonos, dediquémosles tiempo.
Son pequeñas cosas a las que prestar atención que nos podrían ayudar a evaluar lo que está pasando entre ellos. Escribamos un plan para hacer que el cambio suceda si es necesario, consultemos a un profesional que nos asesore, pero no olvidemos que los celos forman parte de algo mayor y el sentido por combatirlo se lo damos nosotros.
Quizás lo que nuestros hijos necesitan es que corramos a su lado, junto a ellos y un ratito con cada uno.